Suplementación. Conceptos.

Suplementar refiere a la acción de complementar aquello que está en falta. En el caso del alimento para los rumiantes, puede encontrarse que uno o más de los alimentos que consuma no provea la totalidad de los nutrientes requeridos. Estas situaciones se ven reflejadas con más frecuencia en las producciones que presentan algún grado de intensificación.

Se entiende como suplemento a aquel alimento que se agrega a una ración con la finalidad de aumentar la concentración de algún o algunos nutrientes determinados y que se encuentran deficitarios en la dieta base.

Cuando los nutrientes ofrecidos en la dieta no alcanzan a las demandas expresadas por los requerimientos propios de cada categoría y objetivo productivo planteado debe apelarse a la suplementación de aquellos elementos que se encuentran deficitarios pudiendo ser estos de naturaleza proteica, energética, mineral e incluso una combinación de ellas. 

Al detectar una carencia debe cuantificarse la magnitud de la misma a los fines de realizar la suplementación y de qué manera dependiendo del material que se dispone, el equipamiento y la infraestructura disponible, así como si debe adquirirse fuera del establecimiento. 

Objetivos de la suplementación

Los objetivos que persigue una suplementación son amplios y variados y a su vez dependientes de los objetivos y las situaciones problema. Entre los objetivos principales pueden citarse: 

  • Aumentar la ganancia diaria de peso o disminuir las pérdidas.
  • Aumentar la carga y la producción por hectárea ganadera.
  • Eficientizar el consumo del recurso pastoril por efecto de la sustitución en el pastoreo.

En el uso de la herramienta de la suplementación deben conjugarse tres aspectos fundamentales como ser la dieta base (mayormente forraje), el animal con sus características propias y el tipo y presentación del suplemento. Cada integrante de este sistema tiene igual peso y condiciona al desempeño de los dos componentes restantes. 

Al hablar del componente forraje hay que considerar la cantidad de biomasa (expresada en kilos de materia seca por hectárea (kgMS/ha) y a calidad del forraje en términos de valor nutritivo. En el primer caso, se determina si la cantidad es limitante o no para el consumo y como se afecta al mismo. Si bien el animal cuenta con capacidad para compensar disminuciones en la cantidad de forraje ofrecido (como ser la tasa de bocados o el tiempo de pastoreo) estos ajustes tienen un máximo. Superados estos valores máximos, sin que se compensasen las demás variables mencionadas tanto la producción (ADPV) como el consumo se verán afectados. 

Esta reducción en el consumo puede compensarse con el agregado de alimentos externos al forraje en pastoreo. En estos casos el suplemento persigue dicha finalidad logrando una adición en el consumo sobre todo cuando la calidad del forraje base es media, lo que puede verse reflejado en la ganancia de peso posterior. 

En cuanto al valor nutritivo mencionado (expresado en concentración energética, proteica, etc.) determina en parte si el proceso que presentará la suplementación es de adición o de sustitución entendiendo en el primero de los casos a un incremento en el total de MS consumida o a un reemplazo, en el segundo caso. A grandes rasgos, al suplementar forrajes de baja calidad ocurre que prevalece el proceso de adición. Como resultado, si bien no se modificara la receptividad de la pastura, se registrarán mayores ganancias diarias individuales. Caso contrario, cuando el forraje base presenta una alta calidad, el proceso que predomina es el de sustitución. En este caso, aumentará la receptividad de la pastura (permitiendo incrementar la carga o utilizar más tiempo el recurso). Cuando se registran estas situaciones es importante considerar la pérdida de calidad que puede registrarse por el avance en el ciclo fenológico de la planta. A mayor estado de madurez, se encuentran mayores tejidos de sostén. 

Tipos de suplementos

La naturaleza de los suplementos es muy variada y representan un gran abanico ya sea por la naturaleza de los mismos o, como se mencionó anteriormente, en función de las necesidades a suplementar. En muchas ocasiones, cuál será el tipo de suplemento a incorporar es determinado por las posibilidades que ofrece la zona, por la incidencia del flete en el costo o la facilidad de la operación comercial. En una enumeración sencilla se destacan los balanceados comerciales, granos de cereales, oleaginosas, henos de calidad, silaje de pasturas, silaje de verdeos, subproductos de la industria alimenticia y de biocombustibles, etc. También en este ítem pueden agruparse los bloques y las sales minerales. 

En una gran división los suplementos pueden dividirse en aquellos nitrogenados, minerales y vitamínicos. En el primero (nitrogenados) estos se dividen en proteicos, (ya sea de origen vegetal como aquellos de origen animal y no proteicos), siendo la representante más significativa la urea. Los más habituales de origen vegetal son los provenientes de las industrias aceiteras (tortas y expeler), de las destilerías (burlanda) o de la industria del almidón (gluten feed). En el caso de los suplementos proteicos de origen animal, en consecuencia, de la aparición de encefalopatía espongiforme bovina, el SENASA como medida preventiva ha prohibido el uso de harinas provenientes de desechos de carne y huesos de otros rumiantes. Escapan a esta prohibición las harinas de pescado, las cuales, si bien son de elevado tenor proteico y baja degradabilidad en rumen, presentan baja aceptabilidad por poseer sabor y olor fuertes.

Los suplementos minerales son suministrados para contrarrestar carencias específicas de uno o varios componentes del alimento base. Para ello es recomendable analizar los suelos, el agua y evaluar la deficiencia que puedan presentar. 

Finalmente, los suplementos vitamínicos no son necesarios en la mayoría de los planteos realizados son consumos de forraje verde. Si empieza a verse necesidad de suplementar en los casos de producciones en confinamiento en donde la cantidad de forraje verde consumido es baja. En función de cada situación puede requerirse la suplementación de vitaminas A, D, E, K, C y/o las pertenecientes al complejo de vitamina B. 

Conclusión

La suplementación es una herramienta válida en la mayoría de los planteos productivos de ganadería. A medida que se intensifica el proceso es habitual que el uso y la duración de dicha suplementación sea mayor. No en todos los casos la misma es permanente ya que puede deberse a una carencia estacional como puede ser el caso del magnesio en la salida del invierno. A los fines de hacer un diagnóstico más preciso, los análisis de forrajes, aguas, suelos y plasma se convierten en una herramienta más que válida.