Aprovechamiento para ensilado de cultivos afectados por sequía

Las condiciones de sequía registradas en grandes regiones del país pueden afectar el desarrollo de los cultivos destinados al ensilaje y los indicadores utilizados normalmente para decidir el momento de picado. Determinar el momento óptimo en plantas con estrés térmico y/o hídrico debe valerse de otros parámetros, independientemente del color de sus hojas.

Numerosos productores y prestadores de servicios ya tienen dimensión que los cultivos destinados a la confección de reservas mediante el ensilaje no rendirán lo planificado y, sumado a ello, el contenido de grano será mínimo o casi nulo en el caso de los maíces de primera. A lo anterior se le agrega la necesidad de contar con forraje para recuperar condición corporal que permita lograr índices reproductivos y productivos aceptables.

En la mayoría de los campos que sembraron maíz se partió de situaciones que distan de la ideal principalmente por la falta de humedad en el perfil lo que implicó atrasar las fechas de siembra. De igual manera, la recuperación de la humedad a la que se apuntó con esta estrategia no fue tal lo que agudizó las condiciones de estrés hídrico. 

Los materiales que pueden verse en varios lotes presentan muy poca espiga y, sin embargo, serán destinados al picado debido a la necesidad de generar volumen de forraje. Estas reservas, si bien tendrán una baja calidad nutricional, servirán para el aporte de fibra. De igual manera prestar atención en el buen proceso de ensilado resulta fundamental y la base para producir kilos de carne cuando la base es este recurso. Ante estas situaciones climáticas, y el impacto en el cultivo es que resulta indispensable la inoculación con microorganismos específicos. Cuando se proyectan escenarios de bajo rendimiento tanto de calidad como en cantidad resulta aún más necesario lograr los mejores resultados en el proceso de ensilado con el objetivo de disminuir las pérdidas. 

Aspectos a tener en cuenta

El primer punto destacable tiene que ver con el momento óptimo del picado. Este se da cuando el contenido de materia seca expresado en porcentaje se encuentre entre el 33% y el 40%, siendo este rango adecuado para lograr un buen proceso de fermentación. Niveles superiores de materia seca no permiten una buena compactación, lo que implica que la eliminación del aire sea menor y en consecuencia una fermentación menor. En cambio, niveles de materia seca menores se relacionan con menores contenidos de carbohidratos no estructurales y excesos de lixiviados lo que resulta en un ensilaje de mala calidad pudiendo encontrarse fermentaciones no deseables. 

Si bien el estado visual de las hojas ha sido tomado como una referencia de un estado fenológico de la planta y su correspondencia con determinados parámetros que indicarían un momento óptimo para realizar el picado, estas representan un bajo porcentaje de la planta y, normalmente, inciden poco sobre el contenido total de la humedad. La mayor parte de la humedad en la planta se acumulan el espigas, tallos y granos. En años normales el 50 % del rendimiento de maíz expresado en materia seca proviene de la espiga. Siempre y cuando las precipitaciones acompañen el desarrollo normal del cultivo. Al momento del picado, la proporción de hojas respecto al total de la planta es del 20% a lo sumo. Por ende, la incidencia en el contenido de humedad que presente el total del picado mantiene esa relatividad. Lo recomendable para un buen diagnóstico de cuál es la materia seca que presenta el material y, en función de ello decidir, es muestrear todos los componentes de la planta y sobre esa lectura determinar.  

Otro aspecto que debe considerarse es que las tasas con que el material se deseca pierden precisión en un contexto de sequía, registrándose mayores tasas relativas, sobre todo cuanto se encuentran temperaturas muy altas acompañadas de fuertes vientos secos. En función de esta variación, debe monitorearse más frecuentemente el valor de materia seca debido a que se encuentran incrementos en las tasas mencionadas significativos. Mientras que en ambientes normales estas tasas son del 0,5% diaria, en situaciones de sequía aumentan llegando a un 0,8% a 1% diario. 

Momento de picado

En condiciones normales, se mide la materia seca cuando el cultivo de maíz alcanza el estado fenológico R5 teniendo la espiga formada. En este punto alcanza el 35% de materia seca, contenido considerado óptimo. En el contexto actual y como se mencionó, dichas estandarizaciones no son tan precisas por lo que se recomienda chequear el contenido de humedad cada 10 días. 

 Para el muestreo uno de los procedimientos es el siguiente e:

  • Muestrear entre 6 a 9 plantas representativas del lote cortando a la altura que lo haría la picadora, homogeneizando las plantas mediante chipeadora.
  • Tomar una submuestra con un peso de 100 gramos y colocar en un recipiente apto microondas.
  • Junto a la muestra colocar un vaso de agua y realizar un primer ciclo de secado a potencia máxima de 15 a 20 minutos. Posteriormente realizar ciclos de 5 minutos. 
  • Pesar luego de cada ciclo hasta obtener un peso constante, lo cual significa que se ha evaporado toda el agua de la muestra quedando solo la materia seca. 
  • Para expresar este resultado en porcentaje se divide el peso obtenido luego de secar el forraje sobre el peso fresco y se multiplica por cien. 

Una vez ensilado el cultivo, lo ideal es que no se abra al menos hasta 30 días posteriores a la confección y realizar un seguimiento mediante la toma de temperaturas a intervalos regulares. 

Conclusión

Ante situaciones de estrés térmico e hídrico como las registradas, las recetas tradicionales basadas en las observaciones para determinar el momento de picado pierden precisión. Tanto la pérdida de hojas basales como la línea de leche de los granos (en caso que haya presentes) actuando como indicador de madurez, pierden capacidad de diagnóstico.