Silajes de sorgo y maíz: estrategias para cubrir los baches de déficit alimentarios

El silaje es conocido en la producción ganadera como alternativa para conservar de una manera eficiente algunos granos de alta calidad como es el maíz y el sorgo, para poder mantener la carga durante todo el año y cubrir los baches en donde el rodeo demanda mas alimento del que el campo puede producir en ese momento.

Con la mejora de la tecnología y la difusión de los buenos resultados de esta práctica, el conservar el forraje bajo estas modalidades, principalmente bajo el formato de silo, fue creciendo en todo lo largo y ancho del país.

Dependiendo de cómo se planteen los sistemas ganaderos va a ser el fin de los rollos y de los silajes. 

En el caso del sorgo y del maíz que son productos de alta calidad, suelen tenerse como una herramienta de calidad ya que tienen altos porcentajes de energía, fibra y con una alta digestibilidad.

Son excelentes complementos para las dietas en los sistemas lecheros ya que aumenta el porcentaje de la grasa en la leche y también en los sistemas ganaderos ya que tienen una gran eficiencia de conversión del producto en carne.

Como es sabido, la calidad tanto del sorgo como del maíz está dada básicamente por la digestibilidad de la fibra que lo compone y también la etapa en la cual se lo corta y la cantidad de grano que tenga el mismo.

Esa relación grano/planta es uno de los parámetros que mas impacta en esa determinación de calidad. Los materiales que tienen una maduración temprana y de ciclo corto tienden a tener una mejor relación grano/planta mientras que los materiales que son de ciclo largo, tienden a producir más volumen pero con una menor relación entre la cantidad de granos y la cantidad de hojas, disminuyendo a medida que avanza su ciclo fenológico, la digestibilidad del mismo.

El parámetro digestibilidad es muy importante, primero porque es el que va a determinar la eficiencia de conversión, ya que la relación es directa por sobre el aprovechamiento de los nutrientes del forraje ensilado o enrollado, y por otro lado porque es el que marca el consumo voluntario del animal.

Si la digestibilidad es baja, además de aprovechar menos el recurso, el animal va a tener que hacer un esfuerzo mayor para poder justamente digerirlo, lo cual va a hacer que tienda a comer menos cantidad, impactando directamente en la producción de carne.

Cuando hay mucha biomasa respecto a la cantidad de grano, lo que sucede es que la calidad del grano se ve diluida y opacada por la cantidad de hoja, que es de menor calidad. A su vez, cuando la planta avanza en su ciclo, esa calidad y digestibilidad de la hoja y del tallo disminuye.

En términos generales, en producciones que se encuentran  expuestas a las condiciones climáticas y que la variable lluvia el productor no la puede controlar ya que no se cuenta con pivots de riego para suministrar el agua llegado el caso, se debe tener en cuenta que cuando la proporción de la cantidad de grano respecto a la cantidad de materia seca total se encuentra debajo de un treinta por ciento, lo mejor sería ensilarlo antes de que llegue a madurar fisiológicamente hablando, para tener una mayor calidad en las hojas y el tallo. 

Esto se debe a que se aconseja que en términos generales la digestibilidad tanto del sorgo como del maíz no debe estar por debajo del sesenta por ciento.

Otro de los factores que influyen directamente en los silajes es la cantidad de humedad que tienen, lo cual influye tanto como la digestibilidad en el asunto del consumo voluntario.

Cuando la cantidad de materia seca es mucha y el contenido de humedad es mayor al ochenta por ciento, es decir, un porcentaje de materia seca por debajo del veinte, los animales tienden a comer menos de una manera significativa.

Lo que sucede es que cuando la cantidad de materia seca es baja, más son los carbohidratos que fermentan para alcanzar la acidez suficiente que asegura que se estabilice el silaje.

Lo ideal es que el porcentaje de materia seca oscila entre los treinta y los treinta y cinco por ciento.

Se debe tener en cuenta que la forma en la cual se presenta el alimento es tan importante como la calidad del mismo.  Cuando se hace referencia a la forma en la cual se lo presenta, se está hablando de las características físicas del mismo.

Cuando el contenido de nitrógeno en los silajes son altos, se ve una mejora digestión del mismo y esto se lo dan las leguminosas.

Dependiendo la época en la cual se esté cosechando el material, va a depender el contenido de nitrógeno. Por ejemplo, en el otoño, en donde las pasturas y los verdeos crecen a un ritmo considerado, tienen una gran cantidad de nitrógeno en la planta, pero en contrapartida tienen poca fibra, ya que son muy aguachentas, y no tienen tanta energía como en otros momentos.

Es por eso que un suplemento con silaje en este periodos genera una muy buena complementariedad para que el animal se nutra de una manera más que considerable, por un lado por la energía que el silaje le aporta y que la pastura no tiene debido a su estado fisiológico, y por otro, la pastura le otorga a la dieta ese nitrógeno que necesita el silaje para ser altamente digestible.

En contra partido a esto, si la base de la pastura o de los verdeos tienen una mala calidad tanto nutricional como de digestibilidad, con altas cantidades de fibras difícilmente digeribles, el suplemento de maíz no va a generar buenos efectos, sino que hasta puede generar los efectos contrarios ya que no ayudaría en nada a poder combatir esa baja digestibilidad.

Lo ideal a la hora de determinar el uso de silajes es hacer los cálculos correspondientes entre los nutrientes que tienen los insumos de nuestra dieta y los requerimientos de los animales, y más aún cuando el protagonismo del silaje en la dieta supera el cuarenta por ciento de la misma.

Autor:

Piero Montelli

Director Gr-Global | Productor Ganadero

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