La raza Criolla, es una raza originaria de todo nuestro país, a lo largo y a lo ancho, salvo la provincia de Tierra del Fuego. Al tratarse de un país tan grande, con una gran variabilidad de climas, ambientes y costumbres, se puede deducir que es una raza con gran adaptabilidad y que no tiene problemas con producir en diferentes situaciones.
Cuando se habla de los criollos, se habla de aquellos que se encuentran de manera directa debajo en el árbol genealógico, de aquellos animales puros y provenientes de aquellos que fueron importados en los tiempos de la colonización americana.
Por ese mismo motivo, la raza Criolla Argentina, tiene gran similitud con el resto de los animales criollos de otros países que conforman a América, debido a que tienen el mismo origen, de los animales españoles que fueron introducidos hace medio siglo en la conquista.
Son animales que fueron evolucionando a lo largo del tiempo de manera natural, seleccionando de una manera en la cual el hombre no intervenía y el propio ambiente determinaba a los animales más aptos.
En los orígenes, la mayoría de estos animales estaban concentrados en lo que se conoce como la pampa, y esto se debe a que en esta zona la producción de pasto era superior a la del resto del país. Con el avance migratorio del hombre, la conquista, los malones y las peleas indígenas, hicieron que los animales sean movidos hacia zonas marginales, donde sobrevivieron gracias al gran poder de adaptación que poseen.
La diseminación a lo largo y a lo ancho del país de la raza, está dada principalmente por tres etapas que marcan su expansión.
La primera etapa es la etapa de introducción de los animales a principios del siglo XVI, en donde no hubo ninguna limitante, tanto geográfica como antropológica, como para que los animales no puedan avanzar y explorar por sí solos nuevas zonas. Esto hacía que los animales se muevan libremente y que vayan avanzando según el alimento que iban encontrando en el camino.
En muy poco tiempo se multiplicó de manera exponencial la cantidad de animales que poblaban al país. Este periodo duró aproximadamente trescientos años, en donde el stock ganadero argentino llegó a su pico.
En la segunda etapa, ya se empezó a perfeccionar la genética introduciendo sangre seleccionada, que podía saciar las necesidades que el mercado demandaba. Esto hizo que la sangre criolla se licua y se pierda pureza en la raza criolla. Principalmente esto sucedió en los campos de mejor producción forrajera, en donde se colocaban los animales de mejor genética, ya que bajo estas condiciones podían expresar su potencial y cualidades genéticas.
Esto hizo, y explica, porque la raza criolla se desarrolló por más tiempo en las zonas marginales del país, o zonas no tan productivas como la pampeana.
Este periodo duró aproximadamente ciento veinte años, hasta que quedó bien definida aquellas zonas en donde se producía la raza criolla, y en donde se producía principalmente cruzas.
La tercer etapa es la que se está transitando actualmente, que comienza hace cuarenta años atrás, en donde se empezó a entender y valorizar la rusticidad de esta raza, haciendo que dentro de la misma, la selección del hombre, ayude a mejorarla, que mejore sus índices productivos, sin perder la pureza de la sangre y expresando los atributos.
Debido a lo que se comentaba anteriormente, hay tanta variabilidad de biotipos como regiones en el país. Esto hace que existan muchos biotipos, según la región.
A causa de que fueron animales libres y que el ambiente determinaba y expresaba los atributos que el animal tenía, la naturaleza es la responsable de las características propias de la raza. Son animales que tienen un tamaño medio, con un gran canal de parto, lo que hace que no tenga complicaciones a la hora de parir, un atributo muy buscado en la selección artificial.
Tienen gran capacidad de movimiento, debido a que en sus orígenes tenían que caminar mucho para conseguir su alimento, lo que hace que pueda aprovechar mucho el pasto en potreros en donde la capacidad de armar parcelas diarias no existe y por ende los lotes son de gran tamaño.
Lo mismo sucede con el agua. Son animales que pueden estar grandes periodos de tiempo sin beber agua sin que esto les afecte. Las aguadas, no necesariamente tienen que estar cerca del lote en dónde están pastoreando. Esto es muy común que suceda en los campos del norte argentino, es por eso que esta raza próspera principalmente en aquellas regiones. Lo mismo sucede en el otro extremo del país, la Patagonia.
Son animales sanos, que no necesitan mucha atención, longevos. Este atributo es muy importante en la ganadería de cría, en conjunto con la característica nombrada anteriormente con respecto a la facilidad de parto, debido a que por un lado, necesitan menos atención y son más eficientes en cuanto al uso del personal, y por el otro, necesitan una menor cantidad de reposición, ya que las vacas duran más tiempo, lo que hace más fácil la selección y vigorosidad de la genética, y menor heterogeneidad.
En ambientes rústicos se defienden y se crían solos. Los terneros, puede notarse fácilmente, que ni bien son paridos, maman rápidamente, sin dar vueltas sobre la madre, como puede suceder en otras razas en donde el hombre intervino para expresar otros atributos. Por este tipo de cualidades se dice que son animales que se crían solos, algo imprescindible en los montes cerrados en donde el hombre no tiene acceso o el acceso es muy complicado.
Al tratarse de animales que tienen sus orígenes en Europa, principalmente España y Portugal, la selección en aquellos países antes de traerlos, fue principalmente poniéndole prioridad a la mansedumbre. Hubiese sido imposible cargar animales poco dóciles en barcos para traerlos a América.
Es por ese mismo motivo que a su vez estos animales siguen con aquella cualidad y tienen una gran docilidad que hacen fácil su manejo.
Autor:
Director Gr-Global | Productor Ganadero
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