Los procesos que se han dado en los últimos años en los sectores ganaderos tanto de leche como de carne han sido acompañados y traicionaron distintos procesos de intensificación de los planteos productivos.
Posiblemente, entre los distintos tipos de maquinaria que existen y pueden vincularse al sector ganadero se destaque el tractor tanto por su versatilidad como por su utilidad, ya que además de servir para transportar material, cuenta con una gran variedad de accesorios para ser utilizados como implementos entre los que se cuentan, desmalezadoras, segadoras, sembradoras, pulverizadoras, mixers, rotoenfardadoras, enfardadoras, etc. Sin embargo, no es esta la única herramienta imprescindible.
Un buen indicador de este proceso de intensificación puede ser graficado considerando el uso de la tecnología del silaje, la cual en muchos casos se considera que ha revolucionado la producción de carne y leche de nuestro país. Si bien los cultivos tradicionales han sido maíz, sorgo y pasturas como alfalfa ya se observan experiencias por parte de las empresas ganaderas en las que se ensilan cultivos de verdeos (avenas solas o consociadas con vicias) como pasturas megatérmicas como gatton panic, con el consecuente desarrollo que implica el ensilado de especies con limitantes como ser la baja energía.
Según datos del INTA, en la campaña 93/94, se ensillaron unas 80 mil hectáreas de maíz y sorgo, de las cuales el 90 % era picado grueso con baja calidad. 25 años después, esta superficie se incrementó exponencialmente para alcanzar, en la actualidad, casi los 2 millones de hectáreas. Una gran parte de este crecimiento se explica por el incremento de la proporción de este elemento en las dietas y que su uso pasó de ser estacional a permanente. Anteriormente, el silaje era utilizado para transferir altas producciones al invierno. Hoy en día es un componente que se presupuesta para todo el año, pudiendo variar su participación en la dieta, pero resultando imprescindible para mantener las cargas o la productividad de los establecimientos.
La maquinaria (en su conjunto) es una herramienta que, utilizada correctamente, facilita las tareas en el campo, maximizando el uso de la superficie. Se podría citar que estos implementos permiten disminuir las horas de trabajo para tareas específicas, mejoran las prácticas culturales en los cultivos, permiten incorporar otras tecnologías que no estaban disponibles si no era de la mano de la mecanización, etc.
Maquinarias de mayor aplicación en la ganadería.
Enfardadoras:
Estas están diseñadas para recoger y reducir el volumen de heno en forma prismática, de manera que facilite su almacenamiento y transporte. Pueden clasificarse en máquinas de baja densidad (fardos de 80 a 100 Kg/m3), de densidad media (100 a 180 Kg/m3) y alta densidad 8180 y 250 Kg/m3).
Son maquinarias que en su mayoría van vinculadas al tractor mediante la toma de fuerza, aunque existen versiones autopropulsadas.
Rotoenfardadoras:
Estas enfardadoras producen lo que normalmente se denomina como rollo. En esencia es, salvando las diferencias de forma y tamaño igual a un fardo. Estos rollos un diámetro de 160 a 180 centímetros con pesos de 300 a 500 kilos. Los mecanismos de la máquina son menos complicados que las enfardadoras rectangulares tradicionales. Una diferencia importante de las rotoenfardadoras es el tipo de cámara siendo las posibilidades que sea de cámara variable o cámara constante. Esta diferencia se refleja en la presión que tendrá el rollo. En el primer caso la presión del fardo es constante en todos los puntos, mientras que, en el segundo, el resultado es de un fardo más flojo en el centro y de mayor compresión en la periferia.
Las rotoenfardadoras juegan un papel preponderante en el manejo de los recursos forrajeros en Argentina. Actualmente son la tecnología de mayor difusión en el segmento de henificación, combinando aspectos como eficiencia en la recolección, calidad en el procesamiento del forraje y la facilidad de manejo. En cuanto a la elección de esta, las razones pueden resumirse en el menor costo de estos equipos, la facilidad de manejo y la disponibilidad de equipamiento complementario para el transporte, almacenamiento y suministro de los rollos. Lo cual hace de la complementación de los implementos una necesidad al aumentar la escala.
En nuestro país el incremento en las ventas de estas maquinarias se ha registrado no solo en regiones de tradición en la confección de reservas (principalmente alfalfa) sino en lugares donde no se realiza este cultivo como por ejemplo en el norte del país.
Megaenfardadoras
Las megaenfardadoras, cuyo uso según INTA es de un 95% con fines comerciales (prestadores de servicios o venta de megafardos), presentan mayor capacidad de procesado por las mayores dimensiones en la cámara de compactación, mayor presión de compactación lo que hace más eficiente el almacenamiento y transporte vinculado ese último a la forma, mayor capacidad de trabajo por no detenerse para atar y expulsar y mayor facilidad de suministro, ya que al cortar los hilos se pueden desarmar las capas de material compactado facilitando cargar los kilogramos de heno exactos previstos facilitando la formulación de raciones.
Se destaca que estos las rotoenfardadoras y las megaenfardadoras no presentan competencia directa entre sí debido a que ocupan nichos en el mercado de henificación distintos. La principal diferencia es el costo de adquisición que junto con la capacidad de trabajo y los costos asociados hacen que las primeras estén destinadas a productores o contratistas más locales mientras que las segundas están destinadas a un mercado más industrial o de venta de insumos. A su vez, las megaenfardadoras están concentradas en regiones en donde la producción de forraje para henificar es una práctica tradicional y no como una estrategia ante los excedentes.
Segadoras
En nuestro país la mayoría de las tareas de corte e hilerado se realizan con desmalezadora. Esta, si bien cumple la función, la calidad de la tarea es inferior ya que produce un corte que suele dejar desgarros en el tallo retrasando el rebrote. La maquinaría ideal es la cortadora a discos y, en el mejor de los casos dotadas con acondicionadores de manera tal que el periodo requerido para alcanzar un contenido de materia seca que permite ensilar sin riesgo y la mayor cantidad de hojas, sea el menor posible. Si bien este tipo de implemento, llegó al país en 1993, no han logrado instalarse significativamente en el mercado tanto de los que poseen maquinaria propia como de los prestadores de servicios, encontrando como principal competencia a las desmalezadoras tipo hélices.
Ensayos desarrollados por INTA Manfredi demuestran que al utilizar una segadora la diferencia entre tratamientos respecto a una desmalezadora es de 5.263 Mcal/ha/año adicionales para producción, lo que traducido en producción representa 283 kg de carne extra anual o, un plus de 1.425 litros de leche por hectárea por año en el caso de los tambos.