Para la mejora de los índices reproductivos así como un manejo más eficiente de los forrajes, es recomendable analizar la alimentación y la condición corporal de la vaca de cría.
A los fines del presente artículo se denomina con el término alimentación a las necesidades nutricionales que presenta un vientre durante su ciclo productivo, considerando para cada estado fisiológico los requerimientos correspondientes. Esta salvedad refiere a su importancia en el reconocimiento sobre todo cuando los planteos productivos se dan en regiones donde se registran fluctuaciones en la productividad y estacionales de los recursos forrajeros producto de las variaciones en las lluvias.
Esta variabilidad en la disponibilidad de forrajes implica, para lograr una producción sustentable, un conocimiento sobre los requerimientos con el fin de diagramar estrategias tanto nutricionales como de manejo. Las estrategias, a su vez, se reflejan en la condición corporal indicando, mediante su monitoreo el éxito o no de las mismas.
Resulta de vital importancia para el logro de planteos productivos de eficiencia que los alimentos que consume la vaca estén distribuidos de forma tal que acompañen a los diferentes requerimientos que presentan los estados fisiológicos que atraviesa. Si bien los rumiantes tienen capacidad para consumir alimentos de distintas calidades estos deben acompañar la demanda específica.
El objetivo de todo rodeo de cría es el de lograr un ternero por vaca y por año. Una de las premisas para este logro es lograr una manifestación temprana del celo y su concepción, dando como resultado una distribución de los partos convertida en lo que se denomina cabeza de parición. Un ternero que se haya logrado 21 días antes, es decir un ciclo, puede presentar una diferencia de peso respecto de terneros nacidos en el ciclo posterior de 15 kg por cabeza. El mayor peso logrado por animal destetado impacta directamente en el índice de extracción ya que refleja que con igual cantidad de animales se logra una mayor cantidad de kilos.
Como estrategia, durante el último tercio de la preñez debe lograrse una adecuada nutrición del feto en crecimiento. En este último trimestre es cuando se registran las mayores demandas, teniendo que estar la calidad de los recursos forrajeros en sintonía con ello. La ganancia de peso esperada debe rondar los 400 gr diarios al menos durante los 10 últimos días de gestación. Es importante también destacar que para que se expresen los potenciales genéticos de los animales que componen el rodeo la nutrición debe ser adecuada.
A los fines de separar los estadíos fisiológicos para poder analizarlos se realizó la siguiente categorización.
- Parto a servicio,
- Fin de servicio a destete,
- Destete hasta 2/3 de gestación y
- Último tercio de gestación.
Se deben tener en cuenta los requerimientos de minerales, energía, agua, proteínas y minerales al momento de analizar los nutrientes para que el animal pueda cumplir con los objetivos productivos. A los fines prácticos, la primera evaluación se da en la mayoría de los casos en los contenidos de proteína y energía, ya que suelen ser los que mayor limitación puedan presentar.
Parto a servicio
Durante este periodo se producen varias acciones como ser la parición, la lactancia, la involución del útero, la aparición de la ovulación y, en caso de éxito, la concepción.
El nivel nutricional de este periodo resulta de suma importancia para que el útero realice su involución lo más rápido posible y buscando adecuadas tasas de ovulación y concepción. Este es el período de mayores requerimientos y lograr el cumplimiento de estos aportes nutricionales no siempre resulta fácil. Por ejemplo si se trata de un vientre que debe recuperar estado, el ritmo en que lo haga es determinante ya que excesos en las dietas buscando mayores ganancias de peso puede traer aparejados problemas de compleja resolución.
Fin de servicio a destete,
Durante este lapso los requerimientos son de menor magnitud. En parte se debe a que la preñez está asegurada, la demanda del embrión los primeros meses no es importante (si bien no hay que descuidarla) y al disminuir lo requerimientos de lactación por el consumo del ternero de parte del forraje disponible, lo hacen también los requerimientos de proteína y energía. Si bien el hincapié es la función reproductiva de la vaca, no hay que descuidar la dieta que recibe el ternero durante esta etapa. Sobre todo si estamos en zonas marginales en donde las variaciones climáticas pueden afectar la oferta de forraje.
Destete hasta 2/3 de gestación
Este periodo es el de menor nivel de requerimientos. Se considera que los mismos son de tipo de mantenimiento lo que posibilita realizar algún tipo de restricción dependiendo de la magnitud y ello, a su vez, del estado que tuvo al momento del destete. Sin embargo, estas restricciones no pueden ser muy severas. Estudios han demostrado el impacto que puede tener la carencia nutritiva sobre la formación de células y tejidos del embrión y su impacto en la productividad posterior. En estos casos pueden brindarse forrajes de menores calidades como ser de forrajes diferidos , sin descuidar la suplementación mineral ya que se están formando tejidos óseos y nerviosos. Ambos tejidos tienen una demanda alta de minerales los que de no ser obtenidos por la dieta, serán movilizados por la madre hacia el feto.
Último tercio de gestación.
Los últimos 60 días previos al parto constituyen un período determinante dentro del ciclo reproductivo. No solo porque el ternero debe poder crecer a razón de 400 grs diarios durante los últimos 10 días asegurando buenas reservas de glucógeno para enfrentar las condiciones de estrés al nacimiento. En cuanto a la vaca, debe sintetizarse el calostro que actuará como primera defensa del ternero ante los factores que puedan desencadenar muertes perinatales. Por otro lado, y como se mencionó en el primero de los estadíos, un buen nivel nutricional resulta imprescindible para una recuperación del aparato reproductor en el menor tiempo posible y posterior primer celo.
En fechas cercanas al parto, es necesario que los forrajes brindados sean da mayor calidad en lo que refiere energía y proteínas. A medida que nos acercamos al parto aumentan los requerimientos de energía y proteínas, es decir, que ya no podemos seguir trabajando con forrajes de baja calidad, habrá que utilizar forrajes diferidos de mediana a buena calidad.
En caso que, la evaluación de condición corporal realizada en esta etapa, arroje un porcentaje de animales dentro del rodeo deben hacerse un tratamiento diferencial a estos animales para no ver resentido el porcentaje de preñez.
Conclusiones
Eficientar la asignación de los recursos en función de las categorías, sus requerimientos fisiológicos y la condición corporal.
Considera que el plano nutricional que se le asigne a la vaca pre parto incide en el intervalo parto/primer celo. Por otro lado, el nivel nutricional asignado a la vaca durante el post parto en la concepción al primer servicio.
Diagramar y definir diversas estrategias de manejo 8 sanitarias, nutricionales, etc) en función de la estacionalidad forrajera propia y del riesgo climático, más aún en ambientes semiáridos.