En las producciones de cría, existen diferentes categorías que difieren principalmente de la edad, del estado fisiológico y del sexo. En este tipo de producciones, la categoría más importante y la que más impacto tiene en el resto de las categorías, es la categoría vaca y vaquillona, que son aquellas que tienen el fin de ser servidas para parir a un ternero.
La categoría de las vacas representa en términos generales un aproximado del sesenta por ciento de la totalidad del rodeo.
Como es de suponer, al tener diferente edad, sexo y estadios fisiológicos, los requerimientos nutricionales de cada una de las categorías es diferente, como así también debe ser su manejo.
Esos requerimientos nutricionales están compuestos de una manera prioritaria con aquellos que se conocen como requerimientos de mantención, que son aquellos que sirven para que los animales puedan cumplir sus funciones vitales. Una vez que pudo cubrir sus funciones vitales, con el excedente, es cuando empieza a producir.
Los requerimientos de mantenimiento son siempre los mismos, pero dependiendo el estadio fisiológico en el cual está el animal, va a ser el excedente necesario para poder cubrir lo que ese momento requiere. Por ejemplo, cuando está dándole de mamar a un ternero y gestando a otro, necesita mucho más alimento de sobra que cuando está solo gestando un ternero. Es por eso, que el manejo nutricional tiene que estar atado y ligado al momento en el cual está el animal.
Si la nutrición no es buena y alcanza solo para que la vaca pueda cumplir sus funciones vitales, la misma va a seguir en pie, pero su producción va a ser cero, por ende, su productividad negativa. Esto se debe a que este mantenimiento tiene un precio y el retorno del mismo es 0.
Como se comentaba anteriormente, el momento en el cual más alimento y de mejor calidad necesita una vaca es cuando se encuentra el ternero mamando, ya que para producir la leche que el ternero necesita, el excedente nutricional, además del de mantenimiento, es muy grande.
En este momento se estima que los requerimientos nutricionales se elevan al orden de entre el cuarenta y el cincuenta por ciento, respecto al mismo animal, pero sin estar dando de mamar.
La capacidad de que se pueda cubrir este requerimiento está dado básicamente por tres cuestiones claves que hacen al manejo. Primero que nada a la cantidad del forraje que está disponible en el campo y que está al alcance de la vaca en pastoreo, segundo la calidad que contiene ese forraje ya que hay muchas situaciones en donde la vaca se llena con mucho pasto, pero ese pasto tiene una calidad tan mala que no llega a cubrir sus necesidades. Tercero y atado a la cantidad y a la calidad, es la capacidad de consumo que tiene el animal.
Si el animal tiene una capacidad de consumo baja, se le va a tener que dar forraje de la mejor calidad para que en el poco lugar y en la poca ingesta que tenga, pueda obtener todos los nutrientes necesarios. Si esto no es posible, se lo debe suplementar para poder lograr los objetivos.
Cuanto mayor sea la capacidad de consumo del bovino, mayores van a ser las probabilidades de que consuma todos los nutrientes necesarios, aun siendo de baja calidad.
Esto quiere decir que la variable más importante del estado corporal de los animales es en general la calidad del forraje que consumen. Cuando el forraje es de mala calidad, además de llenarle el estómago y bajar la capacidad de consumo como se comentó anteriormente, la digestión del mismo es más difícil, lo que le requiere al animal que gaste más energía en poder absorber los nutrientes que tiene el alimento. Este trabajo extra que tiene el animal para poder absorberlo, hace que baje de una manera notable el consumo voluntario, y que esto repercuta directamente en el estado corporal y en la producción de leche, si es que está amamantando.
Así como son fluctuantes a lo largo del año y de las estaciones, las necesidades nutricionales de las vacas, también es diferente la cantidad y la calidad de pasto en las distintas estaciones. Sucede lo mismo que con los vacunos, en donde la fisiología y el estadio en el cual se encuentra, determina las características del mismo.
Es por este motivo que se debe hacer una correcta planificación en donde la ocurrencia del mayor requerimiento nutricional del rodeo, se dé en el mismo momento en el cual el pasto se encuentra en cantidad y en calidad.
Para que esto suceda es importante hacer un buen calendario de actividades productivas, elegir correctamente la época en la cual se va a servir las vacas para que justamente concuerde la época de mayores necesidades, que es aquella en donde la vaca esta pariendo, ya que se debe tener en cuenta que además de su estado corporal tiene que producir la leche suficiente para alimentar a ese ternero, con la época de mayor producción de pasto.
Esta época se da en términos generales en la primavera, en donde la temperatura, las horas luz y las lluvias son óptimas para la producción forrajera. Estas tres variables son las principales que determinan el crecimiento y la evolución de los pastos.
En conjunto con la época de parición, tiene que estar bien programada y pensada la época de destete. El destete es quitarle el ternero a la madre, alivianando de sus necesidades. De esta manera tiene que dejar de producir leche para este ternero y el excedente necesario es menor.
De la misma forma que la aparición, es clave que este momento se dé en el momento en el cual los pastos y el campo empiezan a producir menos, que en general se da en el otoño.
El destete tradicional se da a los ocho meses, haciendo que concuerde perfectamente una aparición primaveral con un destete tradicional en la estación otoñal.
Autor:
Director Gr-Global | Productor Ganadero
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