A lo largo y a lo ancho de la Republica Argentina, los campos están cubiertos aproximadamente por un 70 % de pastos naturales. Esto sucede así por la propia limitación en la composición de los suelos o mismo las condiciones climáticas en donde estos pastos se desarrollan y hacen que sea imposible introducir especies exógenas y que solo se expresen las propias del lugar.
El aumento del área destinada para la producción agrícola, debida a los avances tanto científicos como tecnológicos, en conjunto con un crecimiento notable en la demanda de alimentos, hicieron que se corra la producción ganadera y tenga que buscar otro lugar para desarrollar esta actividad.
Este otro lugar, fueron estas zonas con mayores limitaciones, que en su momento eran excluidas de la producción y que llego a una estabilización absolutamente natural donde la mano del hombre nunca había intervenido.
El hombre tiene una gran capacidad, de poder hacer las cosas bien, o hacer las cosas mal. Para hacerlas bien debe conocer el ambiente en el cual está trabajando para poder trabajar en conjunto con la naturaleza y no en contra.
Conocer el comportamiento y la dinámica de los pastizales del lugar en el cual se comienza a trabajar, es muy importante para mantener esa estabilización y hacer una producción ganadera que sea viable a lo largo del tiempo.
Primero que nada para poder proyectar y saber qué y cómo se puede producir en un campo de pastos naturales, es conocer su composición, es decir, que especies están ahí y entender que tienen cualidades naturales propias que hicieron que vivieran ahí durante miles de años. Es clave tener en cuenta que se las debe defender para que sigan ahí y no tratar de introducirle otras especies que le hagan competencia y atenten contra su perdurabilidad.
Para saber que especies están presentes en el lote, lo que se hace es determinar zonas de estudio, delimitadas en superficie para hacer ciertos relevamientos, para luego hacer análisis de la situación. Se delimita la zona por medio de estacas y alambres.
Una manera de hacerlo es colocar dos estacas en una distancia de diez metros entre sí, unidas por medio de un alambre o hilo, con marcas que registren una distancia intercalada de un metro entre sí. En cada una de esas marcas, se debe tirar un marco, de un metro de ancho por un metro de largo (que conforman un metro cuadrado cada uno) para poder determinar algunas cuestiones a observar.
Estos ítems a observar para poder hacer un relevamiento y análisis son la frecuencia, la densidad, la cobertura y el grado de uso.
-La frecuencia es la cantidad de veces que cada una de las especies esta visible en cada una de las estaciones o marcos colocados.
-La densidad es la cantidad de plantas de cada una de las especies por unidad de superficie (preferentemente ha) y esto se determina, sacando el promedio de plantas en los marcos muestreados y multiplicando ese número de plantas por 10.000 (cada cuadrado tiene un metro cuadrado y una hectárea son diez mil metros cuadrados)
-La cobertura es el área, que si uno ve desde arriba, en términos porcentuales, que ocupa cada una de las especies relevadas.
-El grado de uso de cada una de las especies hace referencia a la intensidad con la cual se la ve comida a cada una de las especies y esto va a estar atado con la calidad de ese pasto. Es lógico suponer que las que están más comidas son las que mas eligen los animales, y si los animales las eligen es porque son las que más valor forrajero tienen.
Estas zonas de relevamiento tienen que ser permanentes, es decir, que siempre estas observaciones se hagan en el mismo lugar para poder ver la evolución del pastizal y tratar de dejar de lado la mayor cantidad de variables exógenas posibles y que alteren el análisis.
Otra cuestión a tener en cuenta a la hora de donde elegir el lugar para hacer todo esto, es que esa parte del lote tiene que ser representativa. Esto quiere decir que a ojo, represente en promedio lo que sucede en el campo, para que las observaciones no sean sesgadas.
En el caso de los campos en donde se encuentran los pastizales naturales, suele suceder que existan mucho ambientes y que no haya una zona particular que represente la situación global del campo. Lo que se hace en estos casos, aunque lleve más trabajo, es determinar más cantidad de zonas de muestreo, una en cada uno de los ambientes o zonas que creamos que se diferencian del resto y no comparten características que puedan ser analizadas en conjunto.
Hoy en día existen muchas herramientas tecnológicas que nos permiten poder determinar por medio de imágenes satelitales los ambientes y elegir las zonas que más lo representan para ir directamente allí a hacer los relevamientos.
También existen algunos índices que se calculan por medio de imágenes satelitales que nos ayudan a orientarnos en la situación en la que el pastizal se encuentra, pero nunca suplantan la recorrida a campo y el trabajo anteriormente mencionado.
Otro concepto clave, o dato clave, que sirve para conocer el campo en el cual estamos y de qué manera se debe planificar la producción, es justamente, la especie clave.
La especie clave, es la que se encuentra con mayor frecuencia y que tiene un alto valor forrajero. Vale aclarar que esta ultima cualidad es importante porque es lo que nos va a determinar si a esa especie la vamos a mantener o no. Lo que puede suceder es que la especie que mas aparece o más presente esta, sea una especie que no tiene ningún valor nutritivo y que a pesar de su abundancia, hace que los animales no engorden y se llenen de un alimento que no les aporta los nutrientes necesarios para poder mantener tanto su estado corporal como su capacidad de poder reproducirse.
Autor:
Director Gr-Global | Productor Ganadero
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