En los periodos estivales las condiciones del clima son totalmente diferentes a las del resto del año ya que el calor y las altas temperaturas afectan a las vacas de una manera particular. Es en esta época en donde el productor lechero tiene un gran desafío, en donde debe llegar a tener niveles de producción que vayan de la mano con los costos, en contrapartida de la escasez de pastos y baja eficiencia de conversión.
En términos generales se sabe que las vacas que están destinadas a producir principalmente leche, producen de una manera eficiente en un ámbito donde las temperaturas oscilan entre los cinco grados Celsius y los veintiún grados Celsius. La humedad relativa óptima es del cincuenta por ciento y con condiciones de viento bajas, con un ideal de cinco kilómetros por hora. Estas son las condiciones climáticas más favorables que se le pueden dar a una vaca lechera y en donde, junto con otras variables, va a expresar todo el potencial productivo.
Las condiciones climáticas que se encuentran fuera de estos rasgos hacen que la producción de leche baje considerablemente como también baje el porcentaje de ganancia de peso diario en los terneros.
Esto se debe a que los requerimientos nutricionales que tienen los animales tienden a subir y por el contrario, a causa del calor y del estrés térmico, lo que hacen las vacas es disminuir su consumo.
El consumo tiende a disminuir porque el alimento tiene calorías y esas calorías hacen que aumente su temperatura corporal, haciendo que el efecto y el balance sea negativo ya que tienen que gastar energía, para enfriar su cuerpo. Lo que trae como consecuencia ambas situaciones es que caiga notablemente la producción.
Una de las maneras de darse cuenta a la vista y de manera rápida que los animales se encuentran con estrés térmico es que su respiración tiende a aumentar.
Cuando la vaca se encuentra en las condiciones que necesita y que se siente confortable, el promedio de respiraciones por minuto es de treinta y cinco o cuarenta aproximadamente, mientras que en condiciones de estrés puede llegar a triplicar sus respiraciones por segundo, alcanzando las ciento veinte por minuto.
No todas las razas tienen el mismo efecto sobre las condiciones de estrés calórico, hay razas que por su propia naturaleza tienden a sufrir más.
Una de las formas más fáciles, rápidas y económicas de luchar contra las altas temperaturas y la incidencia del sol directa sobre el cuerpo de las vacas es poner lo que se conoce como media sombra; una tela que en general es de color negro y que según el porcentaje de cobertura que uno esté buscando, es la porosidad de la misma.
Estas medias sombras se deben poner en lo posible en el campo, cerca de las aguadas, como también alrededor de la sala de ordeñe y en los corrales donde esperan las vacas para ser ordeñadas.
Las horas en las cuales los animales se ven más afectados por este problema es desde la media mañana hasta la media tarde, donde la temperatura encuentra su pico máximo.
Los animales suelen pastorear bien temprano cuando sale el sol y cuando se va; el momento en el cual más voracidad tienen es a la entrada del sol y a la salida.
A media mañana, que es el momento en el cual ya los animales están comidos, es cuando deberían tener un acceso fácil a una media sombra, o cualquier tipo de sombra, sea natural o no.
Para poder luchar contra el calor, se debe lograr que justamente los animales estén a campo abierto comiendo en la pastura en los momentos en donde el sol no les pega tan fuerte, como es el caso de la mañana temprano y a la noche, para que durante el día, en esas horas de pico de temperatura, estén quietas en un lugar provistas de buena sombra y agua.
Una buena alternativa es aprovechar este periodo para, en algún momento, hacer una vuelta de ordeñe.
En términos generales, para poder calcular el tamaño de media sombra que uno debe suministrar para satisfacer las necesidades de nuestro rodeo, se puede estimar que aproximadamente tres metros cuadrados por cada uno de las vacas lecheras, dos metros cuadrados para la categoría vaquillona y un metro cuadrado para los terneros y terneras, son suficientes.
Existen también algunos sistemas para poder bajarle la temperatura corporal a las vacas, además de la media sombra, que no es un método principalmente para bajarle la temperatura, sino que es más bien para evitar que justamente aumente la temperatura.
Los sistemas más conocidos para bajar la temperatura son por medio de viento y por medio de humedad.
Lo que se hace, dependiendo el sistema en el cual se está produciendo, es por medio de ventiladores suministrarles aire frío y luego por medio de rociadores y tirándoles agua sobre el lomo para que ese viento actúe de una manera más eficiente.
En el caso de los sistemas productivos lecheros de Argentina, que por lo general son todos sistemas que están basados en pasturas, la posibilidad de aplicar estos métodos solo se da en la sala de espera en donde las vacas se encuentran encerradas antes de entrar a la sala de ordeñe.
Si bien es difícil de determinar con exactitud la diferencia entre las vacas que reciben un sistema de enfriamiento antes de entrar a ser ordeñadas y otras vacas que no lo recibieron, los resultados están a la vista y se estima que la productividad aumenta entre un cinco y un diez por ciento, además de que el animal requiere menos alimento y existiendo en algunos casos, hasta la posibilidad de aumentar en peso.
Para el suministro de agua lo que se usa son rociadores específicos que tengan la posibilidad de formar una gota más bien gruesa, y se encuentran colocados alrededor del corral y hasta en algunos casos cruzan el mismo para poder rociar de una manera homogénea a todo el lote de vacas.
Autor:
Director Gr-Global | Productor Ganadero
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