A pesar de que sea algo de sentido común y que muchos productores lo sepan, los factores ambientales tienen una gran importancia e impacto en los animales y por ende en la productividad de los mismos, y muchas veces se dejan de lado todas las herramientas que existen para que esto mejore o el impacto no sea tan fuerte.
El clima afecta a la producción ganadera no solo de una manera directa, como es en el caso que sucede por sobre el animal, sino que también de manera indirecta, en donde afecta a por ejemplo, el crecimiento y la productividad del pasto.
Una de las cuestiones más importantes es la posibilidad de tener una sombra, sobre todo en los periodos estivales en donde la temperatura y el viento que corre son muy calurosos.
Si bien existen muchas maneras de poder generar sombra por medio de estructuras artificiales, la mejor forma de proveerles esa sombra necesaria es por medio de árboles, los cuales tienen efectos positivos que van más allá de la propia sombra.
Es sabido que los pastos que crecen por debajo de los árboles tienen una mayor productividad que aquellos que crecen y están expuestos directamente al rayo del sol, en las latitudes en donde los calores son más extremos. Esto no significa que se deba poner árboles en todo el campo en donde se produce pasto, ya que se debe tener un balance y un uso racional del suelo.
Por otro lado, la efectividad y la eficiencia de la sombra de los árboles no tiene poder de comparación con otros métodos como puede ser una media sombra. La actividad biológica de los árboles genera una mejor regulación de la temperatura y por ende mejores condiciones en el microclima en el cual se encuentran.
Los árboles además de cumplir funciones de sombreado también tienen cuestiones funcionales en cuanto a la estética y mismo a veces de doble o triple propósito. El primer fin es el que se comentaba anteriormente de otorgarle sombra a los animales que están pastoreando, el otro es la posibilidad de sacarle un fruto el cual pueda hacerse un co-producto y llegado el caso comercializar y sacar rédito económico por ellos, y como tercer beneficio, con el paso del tiempo, tener la posibilidad de talarlo y hacer leña, para luego comenzar nuevamente con el ciclo productivo.
En los lugares en donde las lluvias son muy fuertes y estacionales en donde pueden llegar a generar un lavado del suelo, o mismo las pendientes son muy pronunciadas y la posibilidad de erosión es elevada, los árboles también cumplen una función vital para que esto no suceda, mejorándolo la estructura del suelo y haciendo que las partículas y los agregados que lo componen estén “amarradas” entre sí y no puedan lavarse pendiente abajo.
Es sabido también que a niveles inmobiliarios un establecimiento con más árboles tiene más valor, lo cual hace que también haya un retorno económico por ese lado.
Todos aquellos árboles que son plantados con fines de frenar el viento o mismo generar sombra, se los conoce como cortina forestal.
No todas las cortinas son las mismas y dependiendo el lugar y el objetivo va a ser la forma en la cual se la haga, las especies que se usen y demás, ya que existen tantos tipos de cortinas como establecimientos que quieran realizarlas. Lo que difieren y establece principalmente las diferencias entre ellas, además de las especies las cuales la conforman, es el perfil, el ancho y la altura.
El perfil es la manera en la cual están dispuestos los árboles y por ende la manera en la que ataja al viento. Esto tiene un efecto en la zona en la cual va a proteger del viento, y cuanto más vertical y hacia arriba sean los árboles, mayor va a ser la turbulencia y la resistencia del mismo.
El ancho es una característica que no tiene que ver mucho con la resistencia física para con el viento sino que más bien en lo que va a diferir es en el área de cobertura. Esta característica también está afectada por el grosor, es decir la cantidad de hileras que la conforman. En general, la mayoría de las cortinas están compuestas por tres hileras que cada una de ellas tiene una especie diferente con estructura diferente que funciona de manera distinta. También la distancia no solo entre los árboles sino que también entre las hileras va a modificar la funcionalidad y el impacto por sobre los animales y la producción.
La altura es un factor clave ya que se estima que en función de este parámetro, va a ser el area de cobertura hacia atrás, es decir, hacia el lado para en donde corre el viento. Se estima que aproximadamente por cada metro que tiene un árbol, frena el efecto del viento, a veinte metros para atrás.
Hay muchos protocolos y estudios que si bien, como se comentaba anteriormente, hay tantas disposiciones y formas de barreras y sombreados forestales, como productores ganaderos, existen algunos protocolos o recomendaciones basados en estudios que sugieren ciertas prácticas.
Por ejemplo, está comprobado que el grosor de la cortina no debe ser, por lo menos, tres veces más alto que el alto de toda la cortina. Esto se debe básicamente por la turbulencia que se genera dentro de los árboles y el decaimiento prematuro del viento por encima de ellos, y lo que sucede es que el área de cobertura disminuye, ya que decae la relación que se comentaba anteriormente de 1 a 20.
Entendiendo que la sombra es un factor que afecta tanto a los animales como a la producción forrajera y a la perdurabilidad de los suelos, es importante considerar el tema de hacer cortinas, en lo posible, que por un lado generen sombra la cual beneficia a los animales, y por otro, atajen el viento que ayuda a que los cultivos sean más eficientes con el uso del agua.
Autor:
Director Gr-Global | Productor Ganadero
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