El crecimiento de las especies (sean de interés forrajero o no) responden a una dinámica de crecimiento en parches que se relaciona con los gradientes ambientales presentes en el suelo. Así es como una comunidad vegetal ubicada en un bajo difiere de una loma y esta de una media loma independientemente que el potrero ocupe los distintos ambientes.
Cuando hablamos de recursos cultivados se encuentra que en la mayoría de los casos las pasturas terminan transformándose en monocultivos por más que en un principio haya sido una pastura polifítica. Parte de este resultado se debe al manejo que se haga de la pastura, en donde las distintas prácticas afectan a una u otra especie dependiendo del momento, intensidad y frecuencia con que se realizan. Por otro lado, las plantas generan compuestos primarios y secundarios propios de su fisiología como productos de desecho del metabolismo vegetal. Ejemplos de estos compuestos son el ácido oxálico, los alcaloides, los glicoalcaloides o la solanina. En los forrajes tanto herbáceos como arbustivos se representan taninos. Los compuestos secundarios, específicamente presentan una gran utilidad para el ganado ya que prestan las funciones de antiparasitarios, bactericidas, reducción del timpanismo o empaste, aportar al funcionamiento del sistema inmune y finalmente, están vinculados a una mejor calidad de carne.
En contraposición a los efectos benéficos podría decirse que estos compuestos secundarios presentan un efecto de disminución en el consumo, sobre todo los primeros días en el que dicho alimento se consume. Esta característica se contrapone con los objetivos de quienes realizan mejoramiento genético, cuyo objetivo es la mayor productividad no solo del forraje sino también del animal que lo consuma. Sin embargo, los monocultivos o las pasturas de escasas especies, que a su vez han sido seleccionados para presentar bajos compuestos secundarios, presentan una mayor susceptibilidad a verse afectadas por las inclemencias ambientales. Para contrarrestar estos efectos se ha recurrido en los últimos años al uso de fertilizantes, insecticidas, herbicidas, etc. Finalmente, también se ha recurrido a la administración por distintas vías de antibióticos y antiparasitarios para mantener la salud de los rumiantes.
A su vez, y considerando los servicios ecosistémicos (un valor cada vez más considerado por la población en general) la diversidad de especies resulta fundamental en el correcto funcionamiento de los ecosistemas.
Importancia de la diversidad en las pasturas.
El primer punto que se destaca es el aporte de la diversidad a la productividad vegetal. La contraprestación en muchos casos de las diversidades es la complejización del manejo de los recursos forrajes por lo que podría afirmarse que la elección de monocultivos o pocas especies es consecuencia de buscar un manejo más simple y no la mayor productividad.
Otro de los beneficios de la diversidad en las pasturas se vincula con la nutrición animal. Las distintas especies muestran diversas composiciones a nivel de compuestos y concentraciones. Dietas conformadas por diversos compuestos presentan una mejor relación no solo en los principales nutrientes como ser carbohidratos solubles y proteínas sino también en minerales, vitaminas y compuestos que pueden actuar como promotores de la salud. Es sabido que una dieta balanceada en pastoreo es habilidad de los animales si estos tienen acceso a la selección. Numerosos estudios indican que las ganancias de peso por día o la eficiencia (expresada ésta como kg aumento de peso / kg de alimento consumido) es mayor cuando el animal tiene la posibilidad de elegir su dieta en contraposición con dietas conformadas por una sola especie.
El tercero de los beneficios asociados a la diversidad de especies está relacionado con el bienestar animal. En este caso se ve reflejado mediante el concepto de monotonía, el cual es producto de recibir siempre la misma dieta sin posibilidades de escoger. Se genera una situación en donde las neuronas para los sentidos del gusto, olfato y vista dejan de responder al sabor, olor y vista de un alimento que el animal ha recibido a saciedad, pero continúa respondiendo a otros alimentos. De esta manera se llega a generar aversión por los alimentos ofrecidos. El cuadro de monotonía produce situaciones de estrés explicada por mayores concentraciones de cortisol plasmático en dietas monótonas comparado con dietas con diversidad de alimentos luego de una hora de presentados los alimentos. Similares resultados se encontraron cuando el parámetro evaluado fue la temperatura rectal. Los corderos expuestos a alimentos diversos mostraron menor aumento que aquellos expuestos a dietas que representan monotonía alimentaria.
La diversidad en la pastura también considera la variación individual. La variación individual implica que los animales que componen un lote o una tropa son distintos entre si y que el comportamiento que presenten va a diferir del animal promedio que se establece en la mayoría de los casos. La oferta de distintos alimentos (considerando distintas especies que componen el recurso) crea opciones en las que se concluyen beneficios similares para diferentes combinaciones.
El último de los factores por los que la diversidad en las pasturas es deseable se debe a la disminución en el sobreconsumo de metabolitos secundarios o compuestos vegetales secundarios (CVS). Freeland y Janzen en 1974 encontraron que los herbívoros aumentan su consumo cuando se les ofrecen plantas con diferentes CVS producto que estos se procesan a través de distintas vías de detoxificación. A su vez, al ingerir dietas variadas, los animales pueden consumir mayores cantidades de estos compuestos lo que beneficia su salud como ser el aporte de los mismos en el efecto antiparasitario.
A modo de conclusión puede resumirse que se encuentran marcados y diversos beneficios en el consumo de distintos recursos forrajeros por parte de los rodeos. Estos sean provistos dentro de una pastura polifítica o dentro de la rotación diagrama siempre y cuando este manejo permite la selección por parte de los animales.