Hipomagnesemia en vacas de cría. Algunas estrategias.

La hipomagnesemia que se manifiesta en bovinos ocasiona pérdidas significativas en la producción ganadera. Si bien se registra con mayor intensidad en algunas regiones particulares como la provincia de Buenos Aires, se han detectado cuadros en otras provincias como Córdoba y La Pampa. Esta enfermedad metabólica posee un índice de mortandad de entre 4% y 5% según se deprende de los informes del Centro de Diagnóstico Veterinario Especializado de INTA Balcarce.  

La hipomagnesemia puede definirse como una enfermedad del tipo metabólica, caracterizada por disminuciones de magnesio (mg) y calcio (Ca) en el plasma sanguíneo. Esta disminución está generada por la falta de dichos minerales en el sistema nervioso central (SNC) y afecta principalmente a vacas adultas cuando se registra alguna de los siguientes sucesos: pastoreo de rebrotes y estados fisiológicos en torno al periparto. Este complejo desorden metabólico genera cuadros neurológicos excitatorios de carácter agudo pudiendo tener un desenlace falta si no son tratados. Pueden darse cuadros de hipomagnesemia en cualquier raza, sexo y categoría teniendo una mayor incidencia en hembras en lactación o avanzado estado de gestación.

Época de mayores casos y síntomas

Durante otoño, invierno y primavera se registran las mayores incidencias de esta enfermedad. En estas épocas del año se producen generalmente las épocas de lluvias que junto a condiciones de temperatura generan un rebrote del forraje. A lo anterior pueden sumarse la ocurrencia de algunos factores estresantes como arreos, transporte, vacunación, etc. 

La manifestación de la hipomagnesemia se visualiza por síntomas como: marcha con dificultad, temblores musculares y convulsiones, nerviosismo, cabeza elevada y mirada, orejas elevadas, hipersensibilidad al tacto y a los ruidos, pérdida de apetito, agresividad, caída, pedaleo y muerte del animal. Es importante tener en consideración que estos síntomas (ya sea alguno o la combinación de ellos), pueden durar cuestión de horas y que se encuentren animales muertos. Una observación recurrente de los animales nuestros por este desorden es que presentan lo que se denomina pedaleo (suelo y pasto removido producto de los movimientos antes de que se produzca la muerte). Además de las condiciones mencionadas anteriormente respecto al sexo y al estado fisiológico, es probable que las muertes se den en los vientres de mayor condición corporal, así como las de mayor edad. Edad y grasa corporal son dos predisponentes importantes. La mención de la grasa se explica porque ante la falta de energía de la dieta, se produce una movilización de las reservas del animal y, siendo que el magnesio es cofactor de enzimas que participan en este proceso metabólico, se origina la disminución del magnesio plasmático. 

Estrategias de tratamiento y prevención

El tratamiento queda supeditado al registro de casos de la enfermedad en los que las estrategias de prevención no hayan presentado resultados favorables y sea necesario aliviar los cuadros o síntomas. La prevención se considera a toda medida o disposición que se toma de manera anticipada para evitar que suceda una cosa considerada negativa, en este caso, cuadros de hipomagnesemia. Tanto en uno como en otro es importante el asesoramiento del médico veterinario para la realización del diagnóstico correspondiente.

Se citan las siguientes estrategias:

Inyectable mediante administración por vía parental: Si el animal presenta síntomas se puede recurrir a la administración por vía endovenosa de una fuente de magnesio y glucosa. Si no presenta síntomas y quiere realizarse de manera preventiva, es importante recordar que deben minimizarse las situaciones que genere estrés ya que las mismas pueden desencadenar el cuadro.

Suplementación de sales: la sal mineral especifica que se debe contener un alto contenido de magnesio, calcio y sodio y se recomiendo suplementar también con el agregado de alguna fuente de energía. Este agregado, además de hacerlo más palatable, es requisito para la absorción activa del magnesio en el rumen y dicha concentración energética puede no darse con el forraje solamente. El resto de los componentes de la sal tienen funciones específicas. El sodio mejora la absorción del magnesio mientras que el calcio sirve para evitar el cuadro clínico.  Dependiendo de la fuente es la cantidad que debe suministrarse por animal. Hembras adultas deben consumir 30 gramos diarios de magnesio como tal. Dicha dosis puede está presente en 55 gramos de óxido de magnesio (MgO) o 100 gramos de carbonato de magnesio (MgCO3). 

Manejo del pastoreo: siempre que lo permita la realidad forrajera los animales deben estar sobre recursos en los que el rebrote no sea tan manifiesto. En el proceso de rebrote se producen pastos con una concentración de potasio (K), el cual es antagónico con la absorción de magnesio por el organismo. Si bien se relaciona a la avena como cultivo causante de estos cuadros, la mayor frecuencia de casos ocurre sobre campos naturales.

Suplementación energética sobre la fibra base: cuando se usen reservas como alimento, es deseable que sean de alta calidad evitando aquellas que tengan exceso de fibra. Este exceso perjudica la absorción de magnesio ya que esta es de tipo activa, el cual si bien puede no ser limitante en la formulación si no se en disponibilidad. En principio para maximizar el resultado se recomienda que el aporte de sales se haga en bateas con un buen diseño, ubicación y con algún grano como fuente energética. Rollos de mala calidad deberían ser utilizados exclusivamente como vehículo para el consumo de óxido de magnesio espolvoreado sobre los mismo. 

Finalmente es imperioso destacar que, independientemente de la estrategia elegida, se eviten o minimicen las situaciones que generen estrés a los animales. Sobre todo si se elige la aplicación de inyectables de modo preventivo lo que requiere el paso por la manga. La recorrida debe intensificarse en función de las coincidencias de las condiciones predisponentes mencionadas en los párrafos anteriores.