El alambrado representa una parte fundamental de la infraestructura de un establecimiento ganadero. Su incidencia dentro de los costos es significativa. En ambientes donde hay especies leñosas que pueden propagar el fuego bajo estas estructuras los daños se ven magnificados. Para evitar estas situaciones se cuenta con tecnologías para controlar los renuevos.
La necesidad de delimitar los campos se basa en el objetivo de preservar los recursos forrajeros y los animales, impedir el ingreso de competidores por el recurso e incluso impidiendo que se den preñeces fuera de tiempo o con genéticas indeseables.
En Argentina la aparición del alambrado fue en 1878 aunque su difusión fue a partir de la década venidera. El alambrado fue la incorporación con mayor impacto de la industria rural. Producto de este se incorpora superficie a la producción, se practican cultivos incorporando las labranzas, se mejora la genética y empieza el pastoreo rotativo.
Si bien el alambrado más tradicional es el denominado siete hilos, dependiendo de su finalidad pueden contar mayor o menor cantidad de hebras. A su vez, por su ubicación pueden dividirse en perimetrales, internos, de corrales, etc. Desde hace varios años se viene imponiendo en la actividad el alambrado eléctrico de uno, dos o tres hilos dependiendo de varios factores entre ellos la finalidad, la disponibilidad de recursos y, en casos de ambientes árido, la necesidad de llevar un hilo que actúe como masa.
Muchos de los establecimientos ubicados en zonas monte aún se impone el uso de alambrados tradicionales por su mayor resistencia.
Arbustización y arborización
Las modificaciones en los patrones de pastoreo producto de la subdivisión de los campos originó cambios en las frecuencias e intensidad de los disturbios (tales como el fuego) que regulaban el crecimiento de los montes, manteniendo un aspecto de bosque abierto. A lo anterior se suma el incremento de las infraestructuras necesarias en las explotaciones ganaderas que resultan en una necesidad marcada de prevenir la ocurrencia de fuegos o evitar su dispersión. La supresión de eventos de incendios por varios años, sumado a la alternancia de períodos húmedos (donde se acumula material) con períodos secas (donde se incrementa la posibilidad de fuego) genera un potencial riesgo para los alambrados presentes en las explotaciones.
A lo anterior se suma el mal manejo y la selectividad propia de los herbívoros que han marcado modificaciones en las proporciones de especies entre herbáceas y arbustivas. A su vez, se encontró un aumento de las matas de pajas, siendo estas especies poco consumidas, salvo cuando están en rebrote. La densidad de leñosas aumenta, principalmente, por la colonización de estas de los espacios dejados por las especies herbáceas forrajeras.
Otro de los factores que ha contribuido al aumento de la densidad es la tala, ya que esta promueve la brotación basal de las especies leñosas generando estructuras cerradas conformadas prácticamente por renovales.
Impactos del fuego
Además de las pérdidas económicas que pueden cuantificarse fácilmente ya que se evalúan a costos de reposición de alambrados, animales, pasturas, construcciones, etc., se registran otros impactos que implican una cuantificación más dificultosa con consecuencia no tan inmediatas, es decir a mediano y largo plazo. Algunos de estos impactos son destrucción de nichos ecológicos y de hábitats de animales silvestres, pérdida de ejemplares de árboles, afecta la recarga de acuíferos subterráneos, la regeneración de vegetación natural, origina pérdida de elementos del suelo como materia orgánica incrementando el riesgo de erosión eólica e hídrica.
Es recomendable en los ambientes con leñosas realizar picadas cortafuegos para evitar la propagación de incendios como una medida preventiva a su vez, para salvaguardar los alambrados. Estas picadas también permiten implantar cultivos forrajeros, posibilita realizar quemas controladas permitiendo también el repaso periódico para eliminar aquellas especies que contribuyen a ser material combustible.
Estrategias de control
Las picadas realizadas mediante maquinarias no permiten realizar el control de especies arbustivas situadas en las cercanías de los alambrados.
La apertura y repaso de picadas mediante maquinarias, no permite eliminar los arbustos situados en proximidades del alambrado, razón por la cual, frecuentemente se encuentran invadidos con este tipo de vegetación.
Hay que tener en cuenta a la hora de considerar las estrategias a implementar que las especies leñosas presentes diferentes mecanismos de regeneración. El principal mecanismo es la diseminación por semillas las cuales son dispersadas principalmente por animales que las consumen y luego mediante las deyecciones son dispersadas en otros sitios. Un segundo mecanismo en es a partir del rebrote de yemas ubicadas en la base de las plantas. Dichas yemas que se encuentren inhibidas habitualmente, al momento del disturbio y producto de la eliminación de las yemas superiores se activan (se pierde la dominancia apical) dando lugar a una brotación desordenada y de gran densidad. Finalmente, hay ejemplares, como el caso del chañar que presentan raíces gemíferas, es decir que brotan desde la raíz, como el caso del chañar. Estas formas de regeneración no son excluyentes pudiendo producirse en forma simultánea.
Al momento se han probado diversas alternativas para el control de especies leñosas consideradas invasivas por las características mencionadas anteriormente. Entre los métodos más utilizados se encuentran control manual mediante herramientas como pico, pala y hacha, control biológico, control mecánico con rolo, topadora, cadena, rastras pesadas, control mediante empleo del fuego controlado y control químico, utilizando arbusticidas específicos.