Distintas edades y momentos para capar a los terneros y castrar a las terneras

Una práctica muy común que se realiza en los campos ganaderos de Argentina es capar a los terneros. Esto significa que se los castra, para que no puedan tener la capacidad de reproducirse y desarrollen otras cualidades.

Si bien no es lo más normal, también sucede que en algunos casos, pero poco común, las hembras también son castradas.

El momento en el cual se debe hacer la captación, depende del manejo que el productor plantee. De todas maneras lo ideal es que se haga a una edad temprana, para que el animal no sufra tanto el cambio, y en lo preferible, hacerlo en momentos en los cuales no va a cambiar la rutina diaria del ternero. Es decir, si se lo va a cambiar de lote, o de ambiente, no es recomendable hacer la castración en ese momento ya que el animal además de sufrir estrés por tener que recuperarse de la intervención, también va a tener cierto estrés por estar en una nueva situación y tener que adaptarse a la misma.

La época en la cual se debe hacer la capada debe ser en los momentos en donde el clima no es caluroso, sino más bien fresco, o por lo menos moderado. No así en momentos en donde el frío es muy fuerte. 

Si se hace en la época de calor, en donde suele haber humedad, la posibilidad de que los animales se agusanan es muy alta, haciendo que la persona que está encargada de recorrer el campo, tenga un trabajo extra al tener que tratar a los terneros de manera individual, y además, haciendo que le ternero sufra por tal motivo.

Si por ciertas cuestiones se tuvo que hacer en un momento en donde las temperaturas son altas, se debe hacer un seguimiento con cuidado y además, en el momento de la intervención, colocarle curabicheras o algún producto que evite que las moscas se le acerquen a la herida y se le agusane. Sumado a esto es recomendable ponerle algún antiparasitario de antemano, que sea a nivel interno y que tenga un poder residual.

Es recomendable hacerlo antes que después, por una cuestión de tamaño, que hace más fácil el manejo del ternero, y además, cuando se hace después, ese después tiende a solaparse con las épocas estivales de mayor calor.

Las estaciones más aconsejables para hacer la maniobra son la primavera y el otoño.

En algunos casos, pero pocos, cuando los toros quedan fuera de servicio, por la razón que fuere, y que no van a tener un destino como reproductores dentro del establecimiento, suelen ser capados para que se los pueda engordar de una manera más eficiente y carguen mas kilos de carne antes de ser enviados al frigorífico. Estos animales entran bajo la categoría de torunos.

De todas maneras, es una práctica que poco se lleva a cabo ya que la castración en esta categoría es más delicada y necesita de una intervención especial, siendo a veces cara y engorrosa. La posibilidad de que la castración traiga problemas de salud al toro, si es que las cosas no se hicieron bien, es bastante alta.

En el caso de las hembras, en la castración lo que se hace es la supresión de los ovarios, y no es necesario hacerlo en una época particular del año como en el caso de los machos, ya que puede hacerse en cualquier momento.

A diferencia de la capada en los terneros, que lo hace cualquier recorredor que sea experimentado en el asunto, en el caso de las hembras, debe hacerse por un veterinario especializado en el tema.

En las vacas adultas que ya tuvieron varias particiones y su canal vaginal está más extendido, la intervención puede hacerse tanto por esta vía, como por medio del flanco izquierdo. No sucede lo mismo con las vaquillonas que tuvieron pocos partos, que la única manera por la cual se debe hacer la intervención es por medio del flanco izquierdo.

Este tipo de intervenciones se hace en aquellas hembras de corta edad que por “x” motivo se decide que no son aptas para reproducir y para evitar su posible preñez se le saca la posibilidad. Lo mismo sucede en aquellas vacas CUT (cría del último ternero) que una vez que pare ese último ternero, se hace la intervención, para que efectivamente sea el último, se cargue en kilos, y luego sea mandada al frigorífico.

Son muchos los beneficios que se logran con este tipo de intervenciones en las hembras, como por ejemplo:

  • Se transforman en animales más dóciles y mansos
  • Hace que la hembra no entre en celo, haciendo que se las pueda introducir en el mismo rodeo en el cual están los novillos de engorde, como los toros, ya que la inapetencia sexual va a hacer que no se le despierten las ganas de montar a los machos.
  • La conversión de alimento en carne es más eficiente y el manejo en las pasturas se hace más sencillo y menos trabajoso.
  • Es un buen sistema de selección para el mejoramiento genético, ya que mejora la calidad del rodeo evitando la diseminación de características y atributos que el productor no quiere para sus planteos productivos.
  • Cuando una hembra está castrada engorda más que una hembra que no lo está, igualando la capacidad de engorde de los novillos
  • La calidad de la carne tiende a ser mejor, como así su rendimiento al gancho
  • En el caso de las vacas que crían su último ternero, y son castradas al mes aproximadamente de haberlo parido, el periodo de producción de leche se extiende, como así también el pico productivo, haciendo que el ternero de esa vaca se nutra de mejor manera y tenga un mejor peso a la hora de ser destetado.
  • Se evita que exista lo que se conoce como preñez por robo, facilitando el manejo y haciendo que las tropas sean más parejas y que los partos sean todos en el mismo periodo y no desfasados en el tiempo.

Autor:

Piero Montelli

Director Gr-Global | Productor Ganadero

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