La castración, conocida comúnmente en el campo como “la capada”, es una práctica que se realiza en los campos, en donde se anula la capacidad reproductiva de los terneros, con el fin de mejorar los índices productivos.
Existen diferentes métodos de castración, los cuales son nombrados a continuación, y debe elegirse el más adecuado para su planteo productivo, y mismo que esté dentro de la normativa del país, ya que hay países que prohibieron la metodología tradicional a cuchillo.
Las formas de realizar las castraciones son por un lado por medio de métodos físicos y por otro lado por métodos químicos. Estos últimos, si bien son muy poco usados, en términos generales están prohibidos en casi todo el mundo.
Es muy normal realizarle a los terneros a una temprana edad, por una cuestión hormonal y también de manipuleo, una cirugía, en donde se le sacan los testículos y todos los conductos por donde circula el semen, por medio de una anestesia local y un analgésico que tiene efecto a largo plazo.
Si bien se puede realizar a cualquier edad y mantiene una efectividad del cien por ciento, como se comentaba anteriormente, lo ideal es realizarlo a temprana edad.
Cuando se realiza la anulación reproductiva y la quita de los testículos, el comportamiento sexual del animal se reduce, como así también su agresividad. Se transforman en animales más dóciles y mansos.
Otro método físico que es utilizado, y muy común en ovinos también, es por medio de lo que se conoce como “gomita”. Es un método en donde se le ponen unas bandas de goma a los testículos en la parte superior, haciendo que la sangre no llegue hacia los mismos, provocando una necrosis y una muerte posterior. Los testículos se secan debido a que no existe actividad sanguínea y se desprenden del animal justo a la altura de donde está la gomita.
A diferencia del método anterior, la efectividad disminuye a medida que avanza la edad del animal, es por eso que se recomienda que si se va a utilizar este método, se lo utilice en tempranas edades de los terneros.
Esto se debe a que los animales más grandes tienen los testículos más desarrollados, por ende la posibilidad o la capacidad que tienen las bandas de restringir el paso de la sangre es menor, haciendo que el proceso sea más largo, menos efectivo, y que el animal sufra más.
La gomita o banda elástica se aplica por medio de una herramienta específica, que es como una suerte de pinza, que cuando uno aprieta las manijas, las puntas en vez de cerrarse como una pinza normal, lo que sucede es que las puntas se abren hacia afuera, abriendo la banda elástica.
Cuando la banda elástica está expandida, se colocan los testículos por dentro, y luego se sube con la herramienta hasta la parte más fina, en donde efectivamente se va a generar el estrangulamiento.
Es normal que por medio de este método, los animales luego de colocarle la gomita, se los note molestos, como con cierta renguera y hasta con una posible inflamación.
La castración química, es una metodología prohibida en casi todos los países del mundo, pero que no quiere decir que no exista. Esto se realiza por medio de una inyección que tiene ciertos tóxicos, que genera necrosis en la zona en la cual fue aplicada.
Es una metodología que hace que haya una pérdida en cuanto a la funcionalidad de los animales y además es muy doloroso para los terneros. Además de estas cuestiones negativas, la efectividad propia del método no es alta, ya que puede llegar a ser del cincuenta por ciento.
En ciertos casos existe la posibilidad de tener que hacer dos aplicaciones, lo cual genera, por un lado un doble traslado de los animales y exposición al estrés, y por otro lado el manipuleo del personal, que debería estar realizando otras actividades. Esto se traduce directamente en recursos que deberían ser utilizados para otra cosa, y por ende, una pérdida económica oculta.
Como se comentó anteriormente, son prácticas que se realizan para que tenga efecto en la productividad. Esto se traduce en que los animales castrados tienden a depositar la grasa de una manera diferente y la carne tiene más terneza.
Es sabido y está corroborado la efectividad de la castración en cuanto a la calidad de la carne y la mejora de eficiencia de conversión de alimento en carne.
La terneza de la carne es la resistencia que justamente genera el músculo a la hora de ser mordido por parte del consumidor. Esta terneza de todas maneras depende varios factores exógenos propios a la castración, como es por ejemplo la genética del animal, el manejo que se le realizó, el alimento que se le dio durante los periodos de engorde, como así también las formas y maneras en las cuales el animal fue sacrificado.
Como conclusión podemos deducir que la castración sin duda mejora la calidad de la carne y la forma en la cual se deposita la grasa, tanto intramuscular como intermuscular. La pigmentación de la misma en conjunto con la terneza son atributos que se mejoran con esta práctica.
Hacen más fácil al manejo y por ende ayuda a la productividad, ya que como se comentó anteriormente, la castración hace que los animales sean menos agresivos, más dóciles y más mansos, haciendo que se los pueda manejar de una manera adecuada y sin problemas, evitando pelea entre los mismos y también rotura de instalaciones que suelen suceder con animales que no son castrados como lo son los toros.
Si bien es una actividad benéfica a la producción, es verdad que lleva un trabajo aparte, y que tiene un costo relativamente elevado, que de todas maneras es retribuido por los beneficios que la propia práctica conlleva.
El animal tiene durante los primeros días de la intervención cierto estrés, pero que es recuperado al poco tiempo.
Autor:
Director Gr-Global | Productor Ganadero
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