Conservar y mejorar los suplementos que se usan en bovinos por medio de la amonificación en zonas tropicales

Las zonas tropicales se caracterizan principalmente, si se habla en cuestiones climáticas, por tener grandes precipitaciones, con gran frecuencia y con una humedad ambiental considerable que hacen que sea difícil poder realizar fardos y rollos como técnica de conservación del forraje que excede en épocas donde la oferta del pasto es mayor que la demanda de los rodeos.

Una opción para poder hacer o utilizar esta técnica de conservación del forraje es meterlo en grandes hornos que se calientan con subproductos o desechos de la producción agropecuaria haciendo que estos mismos se sequen, pero no es lo más recomendable para hacer en estas zonas, además de los altos costos que tienen.

En términos generales todo este excedente de pasto en donde, como se dijo anteriormente, la oferta del pasto supera ampliamente lo que los animales pueden comer en una época determinada, se genera en las épocas que suelen tener mayores precipitaciones. Lo que sucede es que justamente estas condiciones climáticas no son las más adecuadas para poder usar las técnicas que hacen a la henificación de forraje para poder conservarlo para las épocas de sequía y baja producción.

Pero como para todo hay una solución, y si no la hay, se le tiene que encontrar la manera, existe un método, denominado “amonificación” en donde el material, que no necesariamente tiene que estar picado ni de estar considerablemente seco, como así tampoco procesarlo de una manera determinada, que son los problemas que suelen tener los campos chicos ya que no tienen las máquinas adecuadas para hacerlo y que le generan grandes costos.

Otro punto a favor que tiene esta metodología es que se puede hacer con muchos materiales y formas, de acuerdo a las posibilidades de cada uno de los productores.

Consta en mezclar todos los materiales orgánicos que se decidieron conservar con alguna fuente que contenga amoniaco y que se encuentre toda la mezcla con una gran cantidad de agua, es decir con altos porcentajes de humedad.

Si bien al principio del proceso los olores pueden ser muy fuertes, cuando el sistema se estabiliza, estos olores feos van mermando haciendo que la palatabilidad del producto mejore, como así también la digestibilidad de todos los elementos que conforman el producto.

Se debe tener en cuenta que es una metodología de conservación y  que no mejora la calidad nutricional del forraje. Si no se le pone ningún tipo de insumo o aditivo para que la calidad mejore, y el forraje que está siendo ensilado es de baja calidad, lo seguirá siendo luego del proceso de conservación.

Como se decía anteriormente, el hecho de no tener que usar maquinarias que sean específicas, ni contar con una infraestructura grande, a las cuales la mayoría de los productores que producen en este tipo de zonas tropicales no tiene la posibilidad de acceder, hace que sea una alternativa más que interesante para estos ganaderos, ya que es un proceso más bien artesanal y fácil, con un costo bajo.

El rumen del animal tiene una gran cantidad de hongos y bacterias y estas se ven favorecidas cuando el animal consume el nitrógeno no proteico que está fijado bajo el estado de amoniaco en el forraje que se trato, haciendo que la población de estas hongos y bacterias aumente de manera considerable, pero que requiere para permanecer en actividad funcional de mucha energía y que tenga una fermentación acelerada.

Que esto suceda va a depender de que las vacas aprovechan correctamente los nutrientes que componen al forraje y que está íntimamente ligado con la digestibilidad del mismo, que en términos generales, en estas zonas tropicales tienden a ser muy bajas.

El jugo de la caña es un buen aditivo para que justamente ayude a que haya una rápida fermentación y ocurra lo nombrado anteriormente.

En las zonas tropicales suelen crecer los bananos y algunas raíces y tubérculos que pueden ser una buena alternativa para aportar energía a la dieta, siendo conservadas de mejor manera cuando se utiliza la técnica de amonificación.

Las pasturas, en estas zonas, que son llamadas mega térmicas, tienen una alta tasa de crecimiento y producción de kilos de materia seca diarios, si uno lo compara con las especies forrajeras templadas. Si no son cosechadas en el momento adecuado, la digestibilidad, la calidad y la palatabilidad disminuyen de una manera considerable, es por eso que es muy importante hacer un planteo para ver en qué momento se va a hacer un corte y planificar de manera adecuada la conservación del mismo.

No solo los forrajes son lo que sirven para ser conservados por medio de la amonificación sino que también los residuos que quedan de la molienda del azúcar como así también todas las frutas y verduras que por algún motivo no pudieron ser comercializadas y deben ser consumidas por alguien que no sea humano.

Estos materiales nombrados anteriormente tienen un gran contenido de azúcar y con mucha celulosa, que al ser picadas junto con el proceso de amonificación, se puede lograr que no suceda lo que normalmente pasa con estos productos, qué es la putrefacción y los malos olores que son causados por que se descomponen fácilmente y fermentan, contaminando las aguas y atrayendo insectos que puedan llegar a infectar a los cultivos.

El amoniaco que se consigue en el mercado puede ser bajo la forma de amoniaco acuoso, amoniaco anhidro, por medio de la urea, de los residuos de la materia fecal de los pollos parrilleros, como así también de la orina de los sistemas productivos porcinos.

Se debe tener en cuenta y es importante saberlo que todos los forrajes o los materiales que se utilicen como suplementación y que hayan sido conservados por medio del método de la amonificación, solo se puede suministrar a cualquier rumiante que tenga obligatoriamente el rumen desarrollado de una manera correcta como así también tenga una edad, dependiendo de la raza y del tipo de animal del cual se esté hablando, de por lo menos cinco meses.

Autor:

Piero Montelli

Director Gr-Global | Productor Ganadero

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